Algo sobre las tablas en el siglo XIX

Rosalba Di Miele

El teatro en el siglo XIX representa especialmente temas relacionados con los valores y creencias de las familias venezolanas. Tienen un cometido didáctico. Aunque la vida cotidiana está impregnada de las costumbres que se repiten casi invariablemente por generaciones, no resulta redundante que se insista sobre ciertas formas morales en las obras teatrales.

Cuando lo que va a escena toca temas relacionados con la familia, el matrimonio y la vida doméstica, los autores pueden lindar con el más liberal y positivo de los pensamientos modernos, pero sólo lindar. Se trata de entretener, sin que se sobresalten demasiado los espectadores al extremo de sentirse avergonzados.

El desenlace de las piezas induce siempre al buen proceder, según lo indica la práctica más ortodoxa. Son temas románticos con elementos de intriga que rematan en enseñanzas moralizantes.

Los autores y el público están conectados; ambos se recrean en argumentos pasionales, como la infidelidad, el suicidio, el divorcio, la honra, el amor, los cuales permiten la fantasía de lo romántico pero que finalmente deben tocar la realidad. Sin duda que el escritor y el público saldrán satisfechos.

El cartel anuncia el estreno de la comedia La restitución, o el abate de L’epée para el 20 de julio de 1834. Colección Libros Raros y Manuscritos, Biblioteca Nacional de Venezuela.  

Algunas piezas que abordan estos temas son El libertino arrepentido (1838), y El amor casado o extravío de dos matrimonios, publicada en 1850 y representada en Caracas en 1852 –ambas de Jerónimo Pompa–; La honra de la mujer y el lazo indisoluble (1880), de Aníbal Dominici; Un problema social (1880) y El divorcio (1885), de José María Manrique, y El ángel del hogar ( 1878), de Manuel Dagnino. También las mujeres incursionan en la dramaturgia: en 1885, Lina López de Aramburu publica María o El despotismo, bajo el seudónimo Zulima, y en 1900 una segunda pieza titulada La carta y el remordimiento. Julia Áñez Gabaldón, por su parte, escribe dos dramas, El premio y el castigo y El Sacrificio por oro o un padre ambicioso, publicados en 1893 y estrenados en el Teatro Baralt. En 1895, Margarita Agostini de Pimentel publica Juguete cósmico, y en el mismo año a Virginia Gil de Hermoso se le edita un monólogo titulado La libertad.

Las obras mencionadas no siempre llegan a las tablas. Las que se presentan en la capital se escenifican en el Teatro Caracas, inaugurado el 23 de octubre de 1854, o en el Teatro Guzmán Blanco, más tarde Teatro Municipal, inaugurado en 1881. En el interior del país también se abren espacios para las representaciones dramáticas: el Teatro Baralt de Maracaibo, en 1883; en Puerto Cabello, en 1886, y en Valencia, en 1894. A partir de los años 1870 se multiplican las salas de teatro, tanto como las piezas a ser representadas.

La prensa de la época también acoge el teatro en sus páginas para hacer promociones, publicidad, críticas y comentar detalles referidos a los atuendos usados por las espectadoras. Existen referencias sobre el tema en la revista La Guirnalda, en el Diario de Avisos y Semanario de las Provincias y en El Porvenir, entre otros.

 

Preceptos y consejos

En estas piezas se pueden leer algunos pensamientos que refieren lo que decíamos al inicio, como por ejemplo: 

iY vosotros jóvenes atolondrados! Que os dejáis arrastrar de las pasiones en vuestra florida edad, tomad ejemplo en el sincero arrepentimiento de un hijo abandonado al libertinaje, y cuyos excesos, sino se hubiese corregido, le habrían traído la execración de los buenos y el desprecio de la sociedad…!

El libertino arrepentido, comedia sentimental de Gerónimo Pompa, 1838.

Pues yo creo que no hay pasión Que el hombre no esté sujeta. Siempre que a su corazón lo domine la cabeza…

El amor casado o el extravío de los esposos en el matrimonio, comedia sentimental de Jerónimo Pompa, 1850. 

… el hombre noble no es el que posee poderes y dignidades. El hombre noble

es aquel que conoce lo que es honor y dignidad, y sabe ejercerlos…

María o el despotismo, drama en tres actos escrito por Zulima (seudónimo de Lina López de Aramburu), 1885.

… Es una esposa intachable y cuyo honor esta ileso… De perfección en tu esposa?

No es apacible su genio, No es ilustrada y virtuosa? Ella no te ama en extremo?

y así ingrato correspondes…

El amor casado o el extravío de los esposos en el matrimonio. Comedia sentimental escrita en verso por Gerónimo Pompa, 1850.

La mayor parte de los jóvenes del día, en lugar de aplicarse al estudio y al trabajo, que es lo que hace la prosperidad de las naciones, no piensan más que en la holgazanería, en las mujeres y en el juego… iY estos han de ser mañana los jefes de otras tantas familias y los magistrados de la República!…

El libertino arrepentido, Jerónimo Pompa, 1838.

Mi honra aunque inmaculada, para todos está herida de muerte, y como las leyes del honor, no tienen otro juez que las aplique que el concepto público. Las apariencias son la única luz… Ellas me condenan irrevocablemente, y de las apariencias solo ante Dios se apela.

Un problema social, obra dramática de José María Manrique, 1880.

…¡Dios siempre premia al inocente, y castiga, tarde o temprano, al culpable!

El sacrificio por oro o un padre ambicioso, drama en dos actos escrito por Julia Áñez Gabaldón, 1893.

El divorcio es la mejor conquista de la civilización: él ha proscrito la exagerada idea del honor conyugal; …él ha hecho imposibles escenas tan ridículas como crueles de que era causa la indisolubilidad del matrimonio…

…Para los libertinos,… pues el divorcio les proporciona medios de cambiar de mujer, como se cambian los muebles… Contemplad los amargos frutos de vuestras teorías, una familia disuelta, condenada a la orfandad, un hogar sin apoyo y el hondo vacío en dos corazones destinados a ser dichosos… Por qué separáis lo que Dios unió?

El divorcio, drama en tres actos de José María Manrique, 1885.