Genealogía, nobleza y blasones

Crisanto Antonio Bello Vetencourt

Extraña pensar que José Gregorio Hernández estuviera interesado en probar su linaje. Pero la idea, lejos de ser un simple pensamiento, fue una realidad que en la vida de este santo cobró mucha importancia. Es por ello que acude ante el decano de los cronistas reyes de armas de España para que certifique su “genealogía, nobleza y blasones”.

Es de notar que en esa oportunidad José Gregorio presenta una extensa investigación genealógica, cosa nada fácil de realizar. Un empeño de este tipo sólo se entiende si es precedido de un gran interés. De manera que podríamos afirmar que José Gregorio estaba realmente interesado en su genealogía. Pero no es esto lo que contrasta con la idea de su humildad, que con seguridad vivió heroicamente, sino su insistencia en obtener una certificación de su nobleza.

Árbol genealógico de José Gregorio Hernández. Infografía Patricia Caressi

El rey de armas constata, en efecto, su ascendencia y le confiere un escudo personal, que le debería corresponder por sus cuatro apellidos. Dice el rey de armas que José Gregorio desea perpetuar la buena memoria de sus antepasados y solicita que se le certifique y organice su genealogía y se le confiera un escudo.

La certificación, que a su instancia se le hace, y el escudo que se le confiere se legalizan en julio de 1917, sólo dos años antes de su muerte. Esto nos permite inferir que no fue un capricho de su juventud sino más bien una querencia de un hombre maduro, de más de cincuenta años para entonces.

Llama asimismo la atención que, por una de las ramas de su árbol genealógico, José Gregorio Hernández descienda de la familia Febres Cordero, la misma de San Miguel Febres Cordero, ecuatoriano canonizado por el papa Juan Pablo II en 1984 y pariente de la madre Georgina Febres Cordero, otra venezolana que tiene también un proceso de canonización abierto.